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Ensayos varios

Ensayos varios

octubre 6, 2014 Karina Suarez Comments Off

SALMO DEL CATEDRÁTICO UNIVERSITARIO

1.1. Y vinieron los nuevos gobernantes, y al sexto año trajeron a las universidades  una nueva ley, y mucha fue la confusión entre la gente. Algunos decían: ¿acaso eran malas las antiguas leyes? Mirad como educamos con ellas a los jóvenes y nadie se queja de ellos. ¿Cómo haremos ahora? Porque nadie entiende que debemos hacer nosotros.

1.2. Les decían los que han traído la nueva ley: Ay de vosotros que no entienden, porque todo árbol que no da buen fruto, será cortado y echado en el fuego. Por eso escuchad  las bienaventuranzas: 

– Bienaventurados los que registraron su título, porque no les echarán de su trabajo.

– Bienaventurados los que sacaron la maestría, porque ellos podrán ser contratados.

– Bienaventurados los que tienen el doctorado, porque solo ellos tendrán el nombramiento.

– Bienaventurados los que hacen investigaciones y publicaciones, porque ellos se mantendrán en su puesto.

– Bienaventurados los que entregan a tiempo su portafolio, porque grande será su evaluación docente.

– Bienaventurados los que cumplan con el reglamento, porque ellos no serán multados.

– Bienaventurados los que esperan con paciencia su pago, porque algún día ellos serán remunerados.

– Bienaventurados los que tienen edad para jubilarse, porque ellos recibirán el bono complementario.

1.3. Pero algunos dudaban y estaban preguntando: ¿Cómo será aquello? Porque no todos pueden ser doctores, y tendremos que botar a los contratados. Les contestaban los hombres de la nueva ley: esta dicho en las escrituras que grande es el campo del trabajo y muchos están invitados pero pocos serán elegidos.

1.4. Había allí un hombre que dijo: yo tengo maestría en marketing pero estoy enseñando en otra área y los estudiantes están contentos conmigo, ¿puedo seguir enseñando? Le dijeron los hombres de la ley: más vale que un camello pase por el orificio de una aguja a que a uno le sea permitido dar clases en área ajena a su maestría; y el hombre rasgó sus ropajes en señal de duelo y se fue del campus.

1.5. Había otro hombre que estaba preguntando: yo tengo edad para jubilarme pero quiero trabajar todavía, ¿puedo seguir enseñando? Le contestaron: En verdad, en verdad os decimos que aquel que no se jubile ahora no tendrá la jubilación complementaria. El hombre no osó preguntar más y enseguida se fue del campus.

1.6. Entonces, reunieron al pueblo para explicarle los mandatos:

– Respetarás la Ley Orgánica de la educación superior y no tendrás otras leyes ajenas a ella.

– Honrarás a tu Alma Mater y cumplirás sus reglamentos para que se prolonguen tus días de trabajo en ella.

– No discutirás sobre el escalafón en vano.

– Trabajarás cinco días a la semana y los días sábado y domingo los dedicaras a las capacitaciones y a los talleres.

– Vendrás a todas las reuniones de carácter obligatorio.

– Asistirás a  las auditorías.

– No faltarás a tus clases. 

– No marcarás tu ingreso a las clases con retraso ni tu salida con anticipación.

– No ingresarás las calificaciones al académico pasados los cinco días laborables.

– No colocarás falsos testimonios en tu portafolio.

1.7. Una mujer que estaba allí tenía dudas y estaba diciendo: Yo trabajo todo el tiempo y me pagan unas cuantas  monedas  por hora,  pero ahora este tiempo se hace triple, ¿Cómo hare para llevar pan a mi mesa? Le contestaron: Mirad los pájaros del campo, ninguno de ellos tiene rol de pago y el Señor los alimenta a todos, así será también con vosotros. Mirad los lirios del prado que no hilan ni tejen y sin embargo, ni los gobernantes se visten como ellos. Por tanto os decimos: No os afanéis por vuestra vida, qué comeréis; ni por el cuerpo, qué vestiréis, porque entregamos uniformes gratis a todo el personal administrativo. Y todos se maravillaban con estas palabras.

1.8. He aquí que algunas personas preguntaron: Sera esta la ley que todos estaban esperando, ¿o habrá otras cambios después? Contestaron los que han traído la nueva ley: Id, haced saber a todos los milagros que habéis visto y oído: los que estaban ciegos y no veían los beneficios de la nueva ley ahora ven que hay que cumplirla,  los que antes cojeaban con la elaboración de los syllabus y las matrices ahora se enderezaron, los que estaban paralizados con su maestría hacen préstamos para pagarla, los ancianos se van resucitados con su bono. Y bienaventurado es aquel que no halle tropiezo en nosotros.

1.9. Los que escucharon esto fueron entonces a rezar el rosario y alabaron al Señor diciendo: Ten piedad de nosotros, tus humildes siervos, y perdona nuestras faltas, sálvanos y protégenos y libéranos del mal. Amen.   

 

SUTRA ACADEMICO

Desde la antigüedad la creencia hindú ha enseñado que hay tres objetivos de la vida:

1. Dharma: el cumplimiento  de lo correcto

2. Artha: la consecución de la prosperidad material y del éxito

3. Kama: el disfrute del placer legítimo

Si vemos nuestro ámbito universitario, se nota que estos preceptos milenarios todavía siguen aplicándose. El Dharma (el comportamiento correcto) se controla por medio de evaluación docente y si fallas en algo, por ejemplo no entregas papeles a tiempo o no asistes a las reuniones, tu conducta incorrecta te puede dejar fuera del Samsara  (incesante proceso cíclico, en nuestro caso la renovación del contrato). 

El Artha (la prosperidad material) está ligado al rol de pago y depende mucho de la velocidad con la cual los organismos superiores están aprobando el presupuesto, o los documentos, o cualquier otro asunto. Cuando estos procedimientos demoran uno ve su Artha disminuyendo, pero hay que tener paciencia porque este proceso también es cíclico e incesante. En los momentos así es bueno inspirarse en el ejemplo de los hindúes que aplicando  la paciencia lograron la independencia de su país, en cambio aquí esta virtud sirve para conseguir la relación de dependencia con la institución y mantenerse en la rueda del Samsara.

En cuanto al Kama (el disfrute de placeres), todos sabemos que uno de los placeres  más legítimos es el deleite de nuestro trabajo. Hay mucha variedad de estos goces y según los sabios hindúes, estos se dividen en categorías. Por ejemplo, existen:

– Placeres solitarios (en nuestro caso, la elaboración de los syllabus que ahora cada profesor hace en forma individual)

– En pareja (cuando estas con  tu superior entregándole el portafolio)

– El triángulo amoroso (cuando estás con dos auditores que con mucho cariño te explican las fallas de tu portafolio)

– En grupo (cuando las personas se reúnen en el Talento Humano para entregar un pilo de papeles, o asisten a las reuniones, capacitaciones etc.)

– Placeres intensos (acabaste de entregar tu portafolio y sabes que puedes estar tranquilo hasta el próximo semestre)

– Placeres prohibidos (quedarse en casa el sábado y el domingo en vez de asistir a la capacitación obligatoria).

Los hindúes también ponían mucho énfasis a la posición de la persona en estas situaciones, creando algunas subcategorías:

– Hombre encima (cuando tu superior es hombre)

– Mujer encima (si las elecciones ganó mujer, o la designaron para cumplir con el reglamento)

– De pie (cuando estás tan atareado con todo lo mencionado anteriormente, que no tienes tiempo ni para sentarse)

– Acostado (si te caes rendido porque te falta algún documento para tu preselección, o te confundiste en los syllabus, o no entiendes bien el cálculo de los resultados de aprendizaje y te toca venir de nuevo a la entrega del portafolio). Esta posición es muy común, aunque la postura anterior es más segura y por lo tanto es recomendable de todas formas mantenerse de pie.  

Para que cada cual sepa qué lugar le corresponde, los precavidos hindúes dividieron la población en castas y este sistema resultó tan popular que se mantiene hasta ahora en todos lados. La casta superior eran los brahmanes (algo así como los profesores titulares, con PhD, nombramiento vitalicio y todo), mientras que a la casta inferior pertenecían los intocables (similares a los docentes contratados, porque no les tocaba ni aumento de sueldo, ni exoneración del terrible papeleo, ni renovación del contrato después de dos años). Este orden divino se mantenía gracias a las escrituras védicas (en nuestras instituciones educativas gracias al escalafón) y se consideraba sagrado.

Sin embargo, de repente aparecía alguien que no estaba de acuerdo con las vedas, como el famoso Mahatma Gandhi. Este se hizo insurgente pronunciándose en contra del predominio de la Gran Bretaña y de las discriminaciones védicas. Mahatma leyó el Sermón de la Montaña y lo interpretó de manera distinta a la moderna (que es más o menos así: si el próximo te golpea en la mejilla izquierda, anda y aprende karate). Mahatma tampoco se inspiró en los lemas revolucionarios como “mejor morir de pie que vivir de rodillas”, adoptando más bien la versión de Mafalda: mejor no vivir de rodillas ni morir de pie, sino pasar por allí sentadito. Así que Gandhi se sentó y dijo que ya basta de abuso británico, y junto con él se sentaron millones de hindúes. Golpear a todos en las mejillas era mucho trabajo, y al final les dieron su autonomía.

Después Mahatma dijo: – Así como mi amor y fidelidad por mi esposa no me impiden ver sus defectos, del mismo modo puedo ver las fallas de las vedas. Dicho esto, de nuevo se sentó y anunció que prefiere morir de hambre que vivir viendo las injusticias. Después de unos veinte días de su mortificante ayuno comenzaron a considerar el cambio de leyes, pero al final a Mahatma igual le aniquilaron. Antes de partir a la eternidad, dijo acerca del mensaje que dejaba a la gente: – Mi vida es mi mensaje.

Bueno, así fueron los grandes héroes, pero ¿Qué puede hacer con su karma un simple mortal?  Los ingeniosos hindúes ofrecieron una alternativa: si no logras caer en nirvana y la fuerza centrífuga del proceso cíclico amenaza con expulsarte, te queda como esperanza el Moksha: liberación definitiva de las ataduras de este mundo. Es decir, te sales de circulación, dejas de correr como loco y preocuparse por todo, y solo escuchas desde lejos el estridente crujido de la pesada rueda del Samsara…

                                                         Ommmmm

 

VIEJO CUENTO

Mi hijo menor todavía me pide que le cuente una historia antes de dormir, los mayores ya están sumergidos en Facebook y juegos online. Cuando llega la noche, mi cerebro se acelera: a ver que me falta hacer, solo terminar de revisar medio centenar de lecciones y llenar la rúbrica… un momento, necesito colocar las referencias sobre los resultados de aprendizaje… tengo que enlazar el conocimiento del arte del Antiguo Egipto con el impacto de las soluciones de la carrera profesional del ingeniero en el contexto global, económico, ambiental y social… Y el cuento… ¿chuta, cómo era el cuento? creo que comenzaba así:

– Érase una vez un rey a quien  le encantaba  ostentar su poder, para  lucir él siempre buscaba algo novedoso. Todo el mundo sabía de la vanidad del soberano, y un día dos impostores decidieron aprovecharse de ella. Se presentaron en el palacio ante el rey diciendo: Su Alteza, venimos de un lugar donde existe la mejor educación y progreso, trayendo para vos algo increíble. Usted con su grandeza debe estar cansado del tercermundismo y subdesarrollo y venimos a ayudarle. En primer lugar, debemos ataviarle como un verdadero emperador, con el más fabuloso de los trajes  de la época moderna. Ahora no necesitará que sus súbditos hagan evaluaciones de aptitud ni exámenes de profesionalismo porque vamos a elaborar para Su Majestad una herramienta increíble, será una tela de última tecnología tejida de punta que va a ser visible solo para personas inteligentes. Y ahora, ya que ningún tonto podrá verla, Usted sabrá cuantos idiotas hay en su país.  

– Bacán…-dijo el rey (que a veces usaba el lenguaje popular para ser democrático), – pero no entiendo bien eso de la tecnología que no se ve…

– Ya se lo enseñamos Su Majestad, dijeron los estafadores, pero necesitamos un pequeño adelanto para poder comprar los materiales y poner nuestras manos a la obra. El rey, bastante intrigado, firmó el cheque y los dos se largaron a su casa comprando por el camino mucha comida, bebida y un telar, y pasaron los próximos días en pura fiesta y glotonería.

Mientras tanto, el rey envió a un cortesano para saber cómo iba el trabajo y este se presentó donde los bribones y viendo el telar vacío no sabía ni que decir.

– ¿Cómo le parece la tela? Le gustan estas flores? Cree que los colores serán del agrado del rey? – preguntaron los tipos.

– ¿Qué hago? No veo nada, pero esto significa que soy un imbécil – pensó el pobre. Mejor me quedo callado, sino pierdo mi empleo.

Acto seguido, el cortesano dijo que todo está muy bonito y se largó al palacio donde describió frente a toda la corte la hermosa tela que había visto, dejando al soberano muy contento.

El próximo enviado del rey, un ministro suyo, vino después de unos días a supervisar el avance de la obra y fue llevado ante un maniquí, donde los estafadores le preguntaron si le gusta el corte del traje, si hay que añadirle más encaje y como le parece el bordado El ministro se sintió al borde del infarto porque no veía ningún traje sobre el maniquí, por lo tanto pensó lo mismo que el cortesano: mejor me hago tonto para que nadie piense que soy un imbécil. Así que respondió que el bordado esta fabuloso y que pongan más encaje si desean, y regresó al palacio para contarle al rey que el magnífico traje estaba casi  listo.

Así llegó el gran día del desfile Real donde el monarca debía lucir su nuevo traje. Es imposible describir que pavor sintió el pobre cuando los estafadores se presentaron ante el llevando solemnemente en sus manos extendidas algo invisible para él, exclamando: aquí está su divino atuendo Majestad, díganos su altísima opinión. Maldita sea, pensó el rey, no logro ver nada, no puede ser que dos cretinos de mi corte pudieron ver el traje, ¡y yo no! ¿Qué hago?

El rey terminó haciendo lo mismo que los demás, dijo que el traje era muy fashion y los bribones comenzaron su actuación. En un instante el rey se vio despojado de la ropa que llevaba y los tipos le pedían extender los brazos para ponerle la camisola, o preguntaban si no le aprieta el pantalón, o querían ajustarle las medias… todos los cortesanos alrededor estaban alabando cada pieza, y el soberano estaba como loco porque seguía viendo puro aire. Al final él no tuvo más remedio que dar a los bribones su pago, y los dos enseguida desaparecieron sin dejar rastro.

El chisme sobre el increíble traje ya recorrió el pueblo y todos que salieron a ver al soberano  se sentían idiotas  pero alababan el atuendo real y nadie se atrevió a decir que no ve ninguna ropa. Solo un niño al mirar este espectáculo preguntó a su mama: ¿Mami, por qué el rey anda desnudo? 

Al escuchar al niñito, todos dejaron la hipocresía y comenzaron a gritar: ¡Miren, el rey está en pelotas! El pobre tuvo que huir corriendo a su palacio, muerto de vergüenza… y creo que allí terminaba la historia.               

¡Es verdad que los cuentos sirven para agilitar la mente, y nuestra facultad con razón promueve el interés por  la lectura! Mientras yo estaba recordando el viejo cuento, entendí lo del resultado del aprendizaje: en primer lugar, los mismos egipcios eran ingenieros (aunque un poco analfabetos), sino no hubieran hecho estas construcciones faraónicas. Entonces, el impacto social fue evidente porque tanta cosa para un solo faraón fue demasiado para el pueblo egipcio y comenzaron a dudar si esto era económico. La globalización llegó con otros pueblos como los persas, los hititas y otras minorías étnicas que tenían relaciones con el Imperio pero les cabreaba  la supremacía egipcia, y del impacto ambiental ni hablar, por las crecidas del Nilo ellos tenían todos los años algo parecido al fenómeno El Niño… gracias a Dios resolví mi rubrica!   

También recordé que los cuentos tienen alguna moraleja, yo debía tener una lista para que mi hijo, acorde a su edad, no me venga con chistes tipo ¿el rey era nudista? Decidí que para mejor resultado de su aprendizaje la moraleja será así: Para que no ocurran otras historias burdas como la de este cuento, hay que restringir las importaciones y desarrollar la producción nacional, punto. Buenas noches… Zzzzzzzzzz…

  

ODA  A LAS REUNIONES 

La costumbre de hacer reuniones apareció en una época muy remota llamada Prehistoria. En este tiempo la gente vivía en cavernas, que se convirtieron en el lugar de las primeras reuniones sociales. Su carácter era, se puede decir, obligatorio; porque si toda la tribu de noche no se metía en su caverna, algún animal salvaje podría comerse de cena a uno de sus miembros.     

Como no había mucha cosa que hacer, los cavernícolas poco a poco inventaron el lenguaje para intercambiarse de noticias y chismes, después se les ocurrió manchar las paredes y así nació el arte rupestre, etc.                                     

Después comenzó la época de las grandes civilizaciones, pero la costumbre de hacer reuniones se quedó. Algunos pueblos como los romanos lo hacían de manera muy original, reuniéndose en los baños  públicos. Sentados cómodamente en lujosos asientos de mármol, tomaban vino, comían pezones de cerdo lampreados y hablaban sobre la política del emperador; dicen que de allí proviene la expresión “c…se de risa”.

Mientras tanto, en otro lugar llamado catacumbas, se reunían los cristianos. Los romanos muy pronto se dieron cuenta de que estos no adoraban a Júpiter ni a Venus y no creían que el emperador era la divina pomada, y por lo tanto representaban una amenaza para el Imperio.                                             

Entonces, los romanos empezaron a reunir a los cristianos en sus coliseos  tratando de convencerles para que se retracten. Usaron para este fin armas y animales salvajes, pero todo fue en vano porque los testarudos seguidores de la nueva fe igual instauraron el cristianismo. Entretanto, los bárbaros ya estaban reuniéndose en las fronteras del Imperio para invadirlo y crear en los escombros de Roma nuevos reinos. Después, Mahoma convocó la reunión de los árabes para hablarles del Corán y del Yihad, a partir de allí comenzó la bronca en el Medio Oriente. 

Así que las reuniones eran una especie de motor de la historia, y desde sus albores la gente se reunía como loca donde sea y por cualquier motivo. Un ejemplo muy especial fue el Egipto: hace algunos milenios la congregación masiva de sus habitantes les permitió edificar las pirámides, de las cuales hasta ahora nadie puede decir con certeza porque son tan grandes ni para qué sirven. En la época moderna los egipcios nos dieron otro ejemplo bastante original de congregación masiva, esta vez por internet para botar a Mubarak del trono. Estos dos sucesos representan un ejemplo de los famosos misterios egipcios. 

La época moderna trae sus frutos y permite disfrutar los logros de la civilización. Nuestras reuniones ya no transcurren en cuevas o baños públicos, sino en cómodas  oficinas con aire acondicionado. No estamos reuniéndonos para cambiar algo porque todo ya está en marcha. Hablamos de cosas realmente importantes como  ABET, MSD, M.N.D. etc., también sobre  el eterno tema del portafolio.  Nuestras reuniones tienen carácter obligatorio porque necesitamos capacitación permanente en muchas cosas.

Por ejemplo, el año pasado nos reunimos varias veces para aprender a elaborar los syllabus y hacer el bendito portafolio, también para hablar de la acreditación y otras cosas transcendentales. Después nos hemos capacitado en las artes escénicas y la redacción de artículos de opinión, dedicando a esta actividad varios sábados y domingos. Personalmente, asistí a otra capacitación organizada por el Senescyt que duró 40 horas, donde nos enseñaron a desarrollar nuestro pensamiento, aunque debo reconocer que, después de que el instructor nos hizo describir durante media hora un lápiz, sentí que me volvía loca.

También nos reunimos para aprender a crear nuestro blog, la verdad es que yo ya tenía mi blog llamado MISION NERD en la cuenta politécnica,  pero me explicaron que es importante que lo tenga en gmail y para esto tuve que aprender a hacerlo de nuevo. La capacitación en el campo de la investigación y de publicaciones  también quedó atrás, ahora me esperan los cursos del manejo del  SIDWeb y  Metodología de la investigación cualitativa, como me explicó una colega es para aprender a escribir bien. ¡Estoy muy entusiasmada! El proceso de aprendizaje debe ser continuo y lo estamos demostrando con nuestro propio ejemplo.

Parafraseando el histórico lema, podríamos decir:

                                          ¡PROFESORES DE TODA LA ESPOL, REUNIOS!

 

LA CÁPSULA DEL TIEMPO

Últimamente se ha puesto de moda una nueva costumbre: crear una cápsula de tiempo, la cual es una caja en la que se guardan cosas significativas que identifican a un grupo de personas. Después esta se entierra para que en el futuro, cuando alguna expedición  arqueológica o algún marciano  visitante de la Tierra la encuentren sepan cómo era la cultura de esos pobladores.

Si no dejáramos ninguna cápsula del tiempo y, luego del fin del mundo, llegaran los extraterrestres y excavaran en el campus politécnico, me imagino que así sería su informe: 

Como resultado de las excavaciones efectuadas por nuestros arqueólogos en la zona ecuatorial del planeta Tierra, descubrimos los restos de una antigua cultura llamada politécnica. Parece que se trataba de una especie de poblado independiente, que se llamaba campus ESPOL. Sin embargo, al comienzo del siglo XXI de la era terrestre ellos perdieron parte de su autonomía, siendo sometidos a una dura ley llamada orgánica (no se puede explicar bien su significado, debido a que los terrícolas ponían la denominaciónorgánica” a cualquier cosa, desde la comida hasta los compuestos).

La sociedad del campus estaba fuertemente jerarquizada. Pudimos establecer que había tres principales clases sociales: Gobernantes, Elegidos y Contratados. Estos últimos pertenecían al estrato más bajo, no tenían derecho al voto y estaban vinculados al campus mediante un contrato que podría acabarse en cualquier momento, después de lo cual  el contratado quedaba  abandonado a su suerte.

Las creencias de los politécnicos  fueron complejas. Sabemos que existía el culto a los antepasados, cuyos retratos fueron encontrados en las ruinas del campus. También existía una  religión llamaba Criterio ABET que se practicaba en todo el territorio. Los servicios religiosos se llamaban auditorías y se celebraban rigurosamente, imponiendo la asistencia obligatoria de todos los miembros. Para esta ocasión, todos tenían que elaborar una especie de plegarias (llamadas syllabus, rubricas, matrices etc.). La recopilación de las plegarias se denominaba Portafolio y era supervisada por los sacerdotes llamados auditores, el no cumplir con todos los ritos se consideraba pecado y al culpable le imponían distintas sanciones hasta su excomulgación.

El animal sagrado de los politécnicos era un anfibio terrícola conocido por su lentitud, llamado tortuga, cuyas imágenes estaban en todos los rincones del campus. A la tortuga la dotaron de algunos rastros antropomórficos añadiéndole un aparato óptico que usaban los humanos para corregir los defectos de la vista, los lentes. También en el territorio del campus fueron encontrados varios esqueletos de un  antiguo cuadrúpedo llamado llama. No sabemos si  estos animales fueron sacrificados en un ritual religioso o simplemente se extinguieron.

En cuanto al lenguaje, la letra c fue la más usada, la mayoría de las palabras del vocabulario politécnico (todavía indescifrables) comenzaban con esta letra: celex, cenacad, cenaim, ceproem, cise, cicyt, colofón, correa, etc.

La cultura politécnica era bastante desarrollada, ellos crearon su propio calendario (llamado académico) y un complejo sistema de medición del tiempo. En todas partes estaban instalados los aparatos en los cuales los habitantes del campus tenían que marcar el tiempo mediante su huella digital o un código secreto, el que no lo hacía recibía distintas sanciones. Este sistema de medición, muy distinto a todos los que conocemos, actualmente está siendo analizado por nuestros expertos.

Cabe mencionar algunas curiosidades encontradas durante la excavación. Por ejemplo, aunque los politécnicos pasaban todo su tiempo en el campus no hay restos de viviendas, solo los edificios administrativos que tienen una arquitectura característica, muy austera y desprovista de elementos decorativos. Se conservó el nombre de uno de estos edificios, cuyos habitantes lo bautizaron como Alcatraz.

Para pertenecer al grupo de Elegidos, uno tenía que viajar muy lejos y permanecer allí varios años para conseguir una especie de título nobiliario llamado PhD, que era muy caro. Algunos de nuestros historiadores afirman que, para reponer este dinero, de regreso el propietario del título tenía que trabajar como esclavo.

También, había un curioso sistema de remuneración. Los sueldos a veces se pagaban pasando dos meses o más, y se cree que este sistema fue implantado como entrenamiento de supervivencia. Efectivamente, parece que la mortandad entre los politécnicos era muy baja, pues en el territorio excavado fueron encontradas solo tres tumbas. Sin embargo, algunos expertos consideran que simplemente los ancianos  fueron alejados del campus mediante un procedimiento llamado jubilación, este rito consistía en que la persona debía abandonar la comunidad y por esto le daban  un papel llamado Bono del estado. Etc.

Chuta, hasta yo me asusto escribiendo esto, imagínense como estarían impresionados estos visitantes de la Tierra.  Hermanos, antes de que venga el fin del mundo ¡hagamos una capsula de tiempo! Pongamos en ella algo que realmente cuente de nosotros, de nuestras cualidades que no se miden por la cantidad de formatos que llenamos, las reuniones a las cuales asistimos y el pilo de papeles que podemos presentar a las autoridades.

Recordando algunos ejemplos históricos: Salvador Dalí jamás obtuvo el  título de la Academia de Bellas Artes, la tesis de Louis Pasteur fue considerada mediocre por sus profesores y Albert Einstein nunca hizo doctorado, y sin embargo fueron grandes. El primer edificio prefabricado fue construido por un jardinero, el telégrafo fue inventado por un pintor y el fundador del electromagnetismo ni siguiera terminó el colegio.

Mamma mía, ¡qué dirían el Senescyt y el departamento del Talento humano si los hubiera en esta época!

 

Ing. Ala Kondratova